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Comentario de Carlos Arroyo sobre reglamento Peralta.

Publicado en por Unidos por el judo

Os paso el artículo posteado por Carlos sobre el arbitraje del Peralta.

Hola a todos: Soy Carlos Arroyo, el profesor-entrenador del okinawa. Acabo de leer, bueno miento porque no lo he leido entero, ya que me parece aburrido, muy aburrido el comentario publicado del reglamento infantil. Mi opinión sencilla y directa, ya que a mi no me gusta recrearme en tonterías, es que el arbitraje infantil tiene que buscar 2 cosas: la primera y más importante es que el niño se vaya contento a casa. Y la segunda que permita una evolución optima para aquellos niños que quieran ser futuros campeones. Con el arbitraje que hemos visto en el Peralta, los niños se han ido, en general, cabreados a casa; algunos de ellos me dijeron que competir era un rollo. Y por otro lado no permite desarrollar judo porque los niños se vuelven locos y no saben lo que tienen que hacer, es un reglamento extremadamente complejo. Asi que yo no entiendo de vacas, ni de ovejas... pero si entiendo de niños, y los niños no quieren el reglamento que vimos en el Peralta ni en pintura. Los niños tienen que divertirse haciendo judo y el reglamento tiene que ir por ahí. Un saludo a todos. Carlos Arroyo

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C
Hola Damaso:<br /> Estoy deacuerdo contigo totalmente¡. El ejemplo que pones es un error arbitral particular, pero el reglamento estaba bien hecho. Este tema es más complejo de lo que parece, por ejemplo: cuando a un<br /> niño le prohibes entrar por el lado de la solapa se acostumbra a entrar siempre por el mismo lado, ya que es poco eficaz e incómodo soltar las dos manos y entrar por el otro lado cogiendo la manga.<br /> Con lo cual acaba entrando siempre de derechas o siempre de izquierdas, esto hace que se desarrolle más la musculatura de la espalda por un lado que por otro con el posible riesgo de lesión de<br /> espalda a largo plazo. Además tenemos que añadir que entorpece el aprendizaje bilateral de las técnicas, es decir el niño no sabrá realizar técnicas por el otro lado. Solución: dejar a los niños<br /> que lo hagan en el gimnasio bajo el control del profesor a partir de categoría alevín, ya que la intensidad de los randoris no es tan alta como en las comnpeticiones y prohibirlo en las<br /> competiciones, excepto en el campeonato de Madrid individual de 2º año, ya que son niños que van a pasar a categoría infantil y deben prepararse para el próximo año.<br /> Pero entiendo tu postura, y estoy de acuerdo contigo en el ejemplo que pones. Un abrazo a toda la familia.
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U
<br /> <br /> Quien me iva a decir lo que traería todo esto. Sin embargo, lo complejo del asunto es que unos y otros tienen razón. Los que quieren restingir, los niños y los que quieren ir a más. <br /> <br /> <br /> <br />
D
Hola Carlos, soy Dámaso-padre. Estoy de acuerdo contigo en que los niños tienen que divertirse haciendo judo, y que la aplicación tan estricta del reglamento en el Trofeo Peralta hizo que todo<br /> fuera un poco caótico, pero no tenemos que perder de vista que son precisamente niños, de 8, 9, 10 años, y que en esas edades debe primar también, yo así lo entiendo como padre, su seguridad<br /> física. Este es un deporte de contacto, y las lesiones a veces son inevitables, lo sé por múltiple experiencia propia. Pero si podemos evitarlas, en lo que esté en nuestras manos, bienvenido sea.<br /> Por ejemplo, hace un año asistí a un campeonato con mi hijo en el que me horroricé al ver como a un chaval (alevín creo), que no era del Okinawa, le permitían constantemente hacer entradas de<br /> izquierda desde un agarre de derechas, con lo cual el brazo izquierdo de su oponente quedaba libre, con el consiguiente riesgo de rotura. Este tipo de acciones, que no son permitidas por el<br /> reglamento pero que son permitidas por los árbitros, son las que provocan lesiones. Yo creo que en estas edades el Judo puede, y debe, ser divertido y seguro al mismo tiempo. Ya habrá tiempo,<br /> cuando crezcan y desarrollen su cuerpo y su musculatura, para los chepazos y los piñazos, que tanto nos gustan a todos, sobre todo si es el hijo de uno el que los realiza. Un abrazo. Dámaso.
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